Hoy en día se habla mucho de Satoshi Nakamoto pero la realidad es que tanto él como Bitcoin son la consecuencia de un movimiento que surgió en la década de 1990 llamado cypherpunk.
Ellos, unos activistas y programadores, creían firmemente que la criptografía podía proteger la privacidad y resistir el control de las entidades centralizadas. Veían la tecnología como una herramienta para combatir la vigilancia masiva y promover la libertad individual.
Sus textos, en diferentes épocas de publicación, son reflejo claro de sus pensamientos:
El manifiesto criptoanarquista (Timothy C. May)
Manifiesto cyberpunk (Eric Hughes)
Declaración de Independencia del Ciberespacio (John Perry Barlow)
Esta corriente fue la base sobre la que luego construiría su proyecto Satoshi en 2009, de hecho, mucho se especula si quien o quienes estuvieron detrás de la creación de Bitcoin, fueron parte de esa generación inicial de cypherpunk.
Cuesta mucho pensar lo contrario si se leen fragmentos de los textos publicados por este colectivo, como por ejemplo, el de Timothy C. May en 1988, es decir, 20 años antes de la aparición de Bitcoin.
“Un espectro está surgiendo en el mundo moderno, el espectro de la cripto anarquía.
La informática está al borde de proporcionar la capacidad a individuos y grupos de comunicarse e interactuar entre ellos de forma totalmente anónima. Dos personas pueden intercambiar mensajes, hacer negocios y negociar contratos electrónicos, sin saber nunca el nombre auténtico, o la identidad legal, de la otra. Las interacciones sobre las redes serán intrazables, gracias al uso extendido de re-enrutado de paquetes encriptados en máquinas a prueba de manipulación que implementen protocolos criptográficos con garantías casi perfectas contra cualquier intento de alteración.”
Podría pensarse que Bitcoin representa la culminación de esta filosofía, o por lo menos uno de sus puntos más altos: un refugio de soberanía y resistencia al sistema.
Bitcoin: La materialización de los ideales Cypherpunk y una herramienta de soberanía ante la crisis del estado.
El sistema está centralizado y controlado por bancos y gobiernos, como consecuencia, nosotros, los ciudadanos, hemos quedado vulnerables a las políticas monetarias y las crisis económicas. Se han congelado cuentas, limitado transacciones e incluso, impuesto límites de desplazamiento con efectivo.
En ese sentido, Bitcoin quiere dar un golpe sobre la mesa al ofrecer descentralización y resaltar los ideales del movimiento cypherpunk para crear un sistema que permita a las personas intercambiar valor sin intermediarios y sin temor a la censura gubernamental o corporativa.
Por otro lado, estamos viendo una inestabilidad política generalizada como las guerras que se están llevando a cabo en Europa o en Venezuela con un régimen autoritario que busca controlar todos los aspectos de la vida y mantenerse en el poder a cualquier costo.
Bitcoin ofrece una vía de escape sin restricciones en estos entornos hostiles, incluso ayudando a personas a escapar sin perder sus ahorros y sin posibilidad de que sean confiscados por los estados fallidos, además, siendo transferibles a cualquier parte del mundo.
Gracias a la criptografía y la descentralización, Bitcoin se ha concebido como una herramienta poderosa para lograr la libertad, protegiendo la privacidad y empoderando a las personas contra los gobiernos, estados y medidas autoritarias. El legado que nos deja Satoshi y los cypherpunks se presenta como una solución esperanzadora para tomar el control total de nuestras vidas.
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